miércoles, 13 de julio de 2011

River y el progresismo porteño

River y el progresismo porteño

Al igual que los hinchas de River Plate con el descenso de su equipo a la B Nacional, el progresismo porteño que votó a Filmus se encuentra desorientado. No pueden comprender cómo Macri les ganó por goleada. Piensan que lo sucedido es una anomalía, cuando tal vez haya más lógica en esos resultados de lo que suponen. Prefieren, continuando con la metáfora futbolera, tirar la pelota afuera antes de revisar cómo armaron el equipo y la estrategia que usaron para enfrentar a la derecha; prefieren, en definitiva, poner a resguardo sus propias contradicciones.

Pensaron que iban a derrotar al macrismo con un equipo -la fuerza política- que le votó el setenta por ciento de los proyectos a Macri; entre los cuales se encontraban la creación de la Policía Metropolitana y el endeudamiento de la Ciudad ¿Por qué razón un porteño votaría a quienes apoyaron cuando podía votar a la fuerza que presentó los proyectos?

¿De verdad supusieron que la defensa de la educación pública podía llevarse a cabo con uno de los autores intelectuales de la Ley Federal? ¿Por qué un porteño votaría a Filmus, que no propone terminar con el subsidio a la educación privada, cuando tiene al ejecutor de esa política privatista hoy en el gobierno? ¿Por qué iba a votar a un supuesto defensor de la educación pública, que manda a sus hijos a la escuela privada, si tiene la opción de elegir a alguien que defiende la educación privada y allí manda a sus hijos?

Algunos se escandalizaron con el accionar patoteril de la UCEP, la Unidad de Control del Espacio Público, la fuerza de choque del macrismo; pero votaron a Tomada, abogado del autor intelectual del asesinato de Mariano Ferreya, el ferroviario José Pedraza quien organizó la patota criminal.

Se espantan con la política de seguridad macrista, sin embargo apoyaron con su voto la militarización de la zona sur de la Ciudad con la Gendarmería. ¿La alternativa a la política de seguridad de Macri era votar a un candidato que había justificado la represión a los docentes de Santa Cruz, con los argumentos de Macri? Parece mucho más lógico que un porteño en busca de seguridad vote a quien lo dice y lo hace, y no a quienes no lo dicen pero lo hacen igual; es mucho más coherente votar a la derecha que a quienes asumen su agenda.

Se rasgan las vestiduras por los festejos del PRO, con globos con sonrisas dibujadas, candidatos bailando pésimo; pero acaso ¿no se conmueven con el candombe -perdón Uruguay y San Telmo- "Nunca menos", un canto a la resignación? ¿O con la referencia iconográfica permanente a la figura del fallecido ex presidente? ¿Acaso no festejan las canciones estúpidas de Barragán en 678? Jugaron el juego de Macri y perdieron. Los porteños, que pueden ser conservadores, parece que prefirieron malo conocido que malo por conocer. Hay quienes hasta no hace mucho tiempo afirmaban que "Los kirchner y De Vido son unos mafiosos", por ejemplo. Muchos de ellos hoy hablan de "El Flaco". Parece difícil poder ganarle a Macri con tal cúmulo de contradicciones.

A eso hay que sumarle el curioso "combate" que quisieron dar contra la derecha. Si voy a jugar un partido clave contra el mejor equipo de la región y de visitante, ¿no pongo lo mejor que tengo? Sin embargo, la Presidenta -el mejor jugador que tiene el kirchnersimo para salir a la cancha- debe haber aducido una lesión porque no salió a disputar el partido de la elección porteña. ¿Por qué la campeona de la oratoria sin papeles se quedó muda?

Las personas bien intencionadas de la Ciudad nunca asumieron, tal vez nunca lo hagan, que Macri gobierna por el fracaso del progresismo. Un cuarto de los votos de Filmus provino de la colectora de Aníbal Ibarra, el responsable político de la masacre de Cromagñon. Ni Filmus, ni Cristina que se maravillan con la juventud salieron a diferenciarse del ex fiscal; mientras aportara votos... ¿Acaso escucharon a los jovenes de La Cámpora, cada vez más parecidos a lo peor de la Franja Morada y al "Grupo Sushi", decir algo? ¿Con esta "dirigencia juvenil" pensaban enfrentar a la derecha?

Dicen que Macri es un candidato apolítico ¿Qué diferencia hay entre una consigna tan vacía de contenido político como "juntos venimos bien" y la frase más escuchada en boca de los electores progresistas que afirmaban que "hay que votar a Filmus para sacar a Macri"? ¿Por qué sorprenderse que este “programa político” haya salido derrotado?

¿Es posible aborrecer a Rodríguez Larreta pero reirse con Aníbal Fernández? ¿Despreciar el uso de la silla de ruedas de Gabriela Michetti pero emocionarse con el luto de la presidenta? ¿Decir que los gordos de la CGT "son unos mafiosos" pero votar al candidato cuya lista llevaba al secretario gremial de las 62 organizaciones de la Ciudad de Buenos Aires, Alejandro Amor? ¿Quieren terminar con la corrupción en la política y el Estado y para eso eligen a ese mismo candidato, quien iba acompañado por María Rachid, protagonista central del escándalo en el INADI?

Para terminar, y no hacer esto más largo de lo que ya es, ¿se puede aplaudir el "asco" de Fito Paéz hacia la mitad de la población por su elección electoral y al mismo tiempo acusar a la izquierda de "vanguardia iluminada", de querer tener siempre la verdad, de no comprender la voluntad de las personas, etc. etc.? ¿Se puede criticar a Pino Solanas por la caracterización que hizo de su electorado y al mismo tiempo escribir, como el decano de la Facultad de Sociales de la UBA, que los votantes de Filmus "están más informados y más interesados en la política"? ¿Que es esto sino hablar de un voto calificado? Qué tal el progresismo kirchnerista ¿Qué hubiesen dicho si a nosotros, la izquierda, se nos hubiese ocurrido decir que el 99 por ciento del electorado está equivocado por la pésima elección que hicimos?

Pero la política, como el fútbol, siempre da revancha. Dos sucesos recientes nos dan una nueva oportunidad. Uno el apoyo de Franco Macri, también de los setenta, pero de la "patria contratista", al proyecto "nacional y popular". El otro, que la carta de Cristina para reemplazar a Moyano en la dirección de la columna vertebral del movimiento, la CGT, era Gerardo Martínez, titular de la UOCRA, quien habría sido servicio de inteligencia de la dictadura ¿No será tiempo de cortarla con los sapos? En una de esas con otra lógica podrán cambiar algunas cosas. Tal vez así River pueda volver donde su historia le indica que debe estar, y el progresismo podrá evitar su debacle total.

Maximiliano Duquelsky

domingo, 3 de julio de 2011

Un puente hacia el abismo

Cristina y la juventud

Un puente hacia el abismo

La presidenta volvió a hacer alusión a la juventud durante el discurso en el que confirmó su próxima candidatura. Su compromiso para volver a candidatearse, dijo, era fundamentalmente “con los jóvenes que tanto esperan de este nuevo país”, en el cual ella esperaba ser “un puente entre las viejas y las nuevas generaciones”.

En las próximas elecciones presidenciales habrá un millón novecientos mil nuevos jóvenes en condiciones de votar. Para ellos este “nuevo país” tiene todas las caras de una figurita repetida. Según el “destituyente” Artemio López, del total, casi el 30 por ciento es pobre. De la población económicamente activa, un 39 por ciento del total, el 22 por ciento está desempleado y más del 74 por ciento trabaja “en negro”, percibiendo un salario promedio de poco más de mil pesos. El 38 por ciento ha quedado fuera del sistema educativo, subiendo a 44.5 por ciento en la franja más pobre.

Pobreza, informalidad laboral y desempleo es lo que el kirchnerismo les ha dado a estos jóvenes trabajadores que se incorporaron recientemente al mercado laboral, o quisieron hacerlo. Mientras tanto, los bancos, las multinacionales mineras, petroleras, telefónicas y automotrices han obtenido jugosas ganancias. Esto sintetiza el núcleo duro del famoso “modelo”.

¿Qué pueden esperar entonces los jóvenes de su “profundización”? Como mucho, la extensión del asistencialismo: el camino de la precarización laboral los conduce, con suerte, a una asignación universal por hijo miserable y a una jubilación de pobreza, en vez del 82 por ciento móvil. El candombe “Nunca menos” debería ser cambiado por un ritmo de tango resignado para ser coherente con su contenido. La “batalla cultural” del kirchnerismo está dirigida a que los jóvenes acepten sumisos que “nunca más” tendrán trabajo digno y bien remunerado.

El puente que Cristina quiere encarnar conduce a un “abismo” mayor para la juventud, por eso ya no espera nada de este “viejo” país y de esta “vieja” dirigencia –por más que su vice un joven ¿ex? UCEDE. A diferencia del conformismo cartaabiertista, los jóvenes están empeñados en construir un núcleo de resistencia a la debacle capitalista, que emerge en los lugares de estudio, de trabajo, en los barrios. El Frente de Izquierda se plantea ser el canal de esas demandas y el cemento de esa construcción.

Maximiliano Duquelsky