lunes, 15 de enero de 2007

Volvemos en febrero




Volvemos en febrero

jueves, 11 de enero de 2007

Presos del significante

Presos del significante

Nadie duda del carácter polisémico de las palabras. Que éstas pueden adquirir significaciones varias producto de procesos históricos y sociales muy complejos, es cierto. Lo que resulta extraño –o no- es que para algunos los conceptos puedan obtener los sentidos más insólitos. Veamos.

Semanas atrás, Reinaldo Sietecase afirmaba en el programa de Jorge Lanata, que en la Ciudad Rosario se estaba desarrollando una experiencia socialista (sic) en el marco de la democracia. Anoche, Alfredo Leuco –ex cronista del Cordobazo devenido lavagnista-, en su programa de cable “Le doy mi palabra” (América 24), entrevistó al Intendente de Rosario Miguel Lifschitz (Partido Socialista). En un tramo de la entrevista, le preguntó por la comparación que se hacía de Rosario como un micro Chile. El intendente “socialista” respondió que lo enorgullecía la comparación de la ciudad por él gobernada con un país tan pujante como el trasandino (cuya presidenta actual y algunos anteriores mandatarios, son miembros del Partido Socialista de ese país).

Una pujanza extraña la chilena. Un socialismo todavía más asombroso ¿Cuál es el carácter socialista de la represión al movimiento estudiantil que reclama por posibilidades educativas para todos? ¿O de la aplicación de la ley antiterrorista pinochetista a los mapuches, la destrucción del sistema de la seguridad social y la defensa de una de las estructuras sociales más desiguales de la región? ¿La comparación con Rosario se basará en que allí habita gran parte de la tan pujante patria sojera argentina?

Lamentablemente, el carácter maleable del lenguaje habilita estos movimientos impunes. La operación retórica es simple aunque no menos efectiva. Se toma el significante, se lo vacía de contenido y se lo vuelve a llenar con los sentidos más extraños al concepto. Una operación llevada a cabo con el objetivo de disimular la defensa de las formas que adquieren las relaciones sociales utilizando el ropaje siempre a mano del progresismo democrático –significante vacío si los hay-. A las claras se demuestra que para algunos alcanza con autodenominarse socialistas para serlo. Pero lo único de socialistas que les ha quedado es el significante. Han quedado tan presos de éste que están imposibilitados de convertirlo en el único significado concreto que tiene.

miércoles, 10 de enero de 2007

La noche del señor...

La noche del señor...

El cine europeo ha dado sobrados ejemplos, desde hace varios años, que constituye una de las pocas expresiones de la esfera cultural –incluimos aquí a la academia y al conocimiento científico social, por supuesto- donde puede hallarse una crítica lapidaria, por su profundidad y simplicidad, al sistema social y una demostración irrefutable de los azotes incesantes que el capitalismo ejecuta sobre la vida de las personas. “La noche del señor Lazarescu”, dirigida por Cristi Puiu, es la última expresión de esta tendencia que, sorprendentemente, no proviene ni del cine británico, francés, italiano o español, sino del rumano.

Dante Lazarescu, interpretado magistralmente por Ion Fiscuteanu, es un ingeniero de 63 años, adicto al alcohol, que vive solo con sus gatos en un complejo de departamentos de la capital rumana. Debido a un malestar que se acrecienta con el correr de las horas, decide llamar al servicio médico un sábado por la noche. La enfermera que lo revisa -otra gran actuación de Luminita Gheorghiu- decide llevarlo al hospital porque teme que el problema sea mucho más grave que una resaca. Y ahí comienza el martirio para Lazarescu, para la enfermera y para el espectador que ve cómo, a lo largo de poco más de dos horas y media, el pobre tipo es diagnosticado de varias enfermedades según quien lo revise, derivado de un hospital a otro porque los servicios públicos de salud han colapsado debido a un accidente de tránsito en la zona, y siente el menosprecio de los médicos hacia la enfermera, a quienes le suplica que le den al paciente la atención que necesita.

Una especie de road movie que se desarrolla entre la ambulancia yendo de un lado al otro de la ciudad, y la sala de admisión de los hospitales, siempre con el mismo resultado: un nuevo diagnóstico y la derivación a otro nosocomio. La película demuestra, sin golpes bajos ni bajada de línea alguna, varias cosas. Primero y principal, que una de las pocas cosas que ha globalizado el capitalismo es el desprecio por la ancianidad y la destrucción de los sistemas públicos de salud. Pero también el autoritarismo del discurso médico, su capacidad de producción de enfermedades casi en la misma medida que su cura, junto con la inclemencia y arbitrariedad de la división del trabajo. Contada casi en tiempo real, y con una sala atestada de personas de la tercera edad, “La noche del señor Lazarescu” podría tener otro protagonista y desarrollarse en otro lugar porque tal vez sea sólo un ejemplo de muchas noches de muchísimos de nuestros
viejos.

La guerra de los Horacios (II)

La guerra de los Horacios (II)


Una nota de opinión de HG en Clarín –más cifrada que nunca, sesudas especulaciones sobre la técnica y sus sentidos sociales- y la solicitada de más de un centenar de intelectuales en apoyo a la Biblioteca Nacional, esto es, en apoyo a HG: “no hay ninguna oposición… entre biblioteca y actividad cultural”. De un lado, entonces, el Club Socialista, los Modernos y Felipe Pigna. Del otro, el kirchnerismo (Horacio Verbitsky, Jaime Sorín, María Seoane, José Pablo Feinmann, Hugo Trinchero, Ana María Zubieta), miembros de las revistas Ojo mocho y Confines, y hasta el Colectivo Situaciones que resignó su autonomía en relación con el Estado para remitir su adhesión a una de las dos direcciones electrónicas oficiales.
A esta altura, el hecho –¿la crisis de la Biblioteca Nacional y de las políticas culturales del gobierno o la pelea entre Tarcus y González?- se ha transformado en el más controvertido del campo intelectual.
Ni la represión en Santa Cruz, ni la masacre israelí contra el Líbano, ni la desaparición de Jorge Julio López, ni la crisis de la UBA, movilizó a tantos historiadores, novelistas, músicos, poetas, periodistas, ensayistas, cineastas, críticos literarios, dibujantes. ¿Será por aquello de la especificidad de los intelectuales -¡hay libros en peligro!- o porque la disputa entre los Horacios pone en riesgo una red de relaciones –telarañas del campo- que si no se sostiene puede perderse dejándonos fuera del juego de las citas, las mesas redondas, las presentaciones de libros, publicaciones, cocktailes varios, acceso a los archivos? ¿Será, incluso más allá de la voluntad de algunos de los firmantes, un anticipo de la próxima contienda electoral entre lavagnistas y kirchneristas?

martes, 9 de enero de 2007

De La Patagonia Rebelde a El Calafate

De La Patagonia Rebelde a El Calafate


-¿Cómo ve usted la situación actual de la Argentina?
-Yo creo que estamos viviendo un período interesante en nuestra historia, hemos vivido tantas dictaduras y tantas democracias inestables. De pronto un presidente argentino demuestra un coraje civil al retomar el tema de los derechos humanos, por ejemplo; al meterse en la parte de la justicia; al intervenir en la Corte Suprema; al intervenir también en los negociados de este desgraciado sindicalismo que tenemos; la parte dedicada a los jubilados, donde se ha hecho un gran negociado, y otros aspectos que hacen interesante apoyar al señor Kirchner. Pero claro, siempre un poco a la distancia, ver qué es lo que busca, cuáles son sus fines. De cualquier manera ha empezado bien.
Osvaldo Bayer (entrevista completa)

Podríamos ahorrarnos el comentario, pero hubo una vez un autor que nos estimuló a pensar conspirativamente -qué otra cosa es el Estado si no el comité donde la burguesía pergeña sus políticas- y a convertir los perfiles intelectuales en prontuarios. Entonces ¿a qué viene lo de "interesante" (del período, de Kirchner) y el apoyo a un presidente que acumuló su fortuna inmobiliaria patagónica en tiempos de la dictadura, que gobernó Santa Cruz por una decena de años sobre la base de la represión del movimiento popular y los grandes negociados con las multinacionales petroleras, que envió al sur a la gendarmería para acabar con la huelga de los trabajadores, con razzias, detenciones nocturnas y torturas al peor estilo de la dictadura militar ?

Racismo americano

Racismo americano


En el programa del día de ayer de América Noticias, primera edición, se leía un videograph que denunciaba la existencia de una “Mafia gitana”. Con el móvil en vivo y las cámaras dentro de la casa (los pobres y “marginados” no tienen intimidad para los medios; los ricos y famosos, cuando de presuntos delitos se trata, cierran inmediatamente el portón de la residencia), decíamos, con la cámara intrusa, el periodista desde el estudio –Guillermo Andino- llevaba a cabo una indagatoria para esclarecer –concedamos- el episodio del secuestro de una menor por parte de un grupo mafioso de la comunidad gitana.
A poco de hablar con una mujer y un hombre –al que presentó como un “jefe gitano”- descubrió que el episodio era, por lo menos, confuso. La menor no lo era tanto. Tampoco había sido comprada. Y todo se había originado en una disputa entre familias. Tal vez por eso, el director de noticias –o quizás el que tipeaba los títulos- decidió que era hora de cambiar la carátula, que pasó a ser “Código gitano”. Todo salvado en cuestión de minutos.
Si la nota hubiera durado un poco más, habrían tenido tiempo de mejorar el show periodístico: “Amor gitano” o “Soy gitano”. ¡Qué mejor encuadre para una historia de amores prohibidos, secretos inconfesables y odios ancestrales!

viernes, 5 de enero de 2007

Participación

Participación

“Ahora podés ser parte de TN”. Sí, el mayor multimedios de la Argentina convoca a su público a participar de su canal de noticias sumándose a su blog “TN y la gente”. La invitación formalmente reza: “¿Grabaste un video con tu celular o cámara y creés que podría ser noticia? ¿Sacaste una foto que quisieras compartir con la gente que mira TN? Mandanos tu material. TN y la gente es el espacio donde lo podés mostrar”. Por cierto, con ciertas restricciones. Según las Condiciones de Uso del blog “TN y la gente puede abstenerse de publicar sin incurrir en responsabilidad alguna, cualquier Contenido por usted enviado que, a exclusivo criterio de TN y la gente conforme parámetros periodísticos y éticos, viole a lo que por el presente se publica o que pueda resultar ofensivo, ilegal o violatorio de derechos o que pueda dañar o atentar contra la seguridad de cualquier persona”. Una concepción de la participación a la medida del mayor monopolio de la información y la comunicación del país

Método

Método

Uno de los últimos sábados del año que acaba de terminar, el conductor y periodista de envidiable voz -un ejemplo que demuestra que a veces la forma supera largamente al contenido-, sentenció sin sonrojarse: “en Comunicación (la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA) vivimos de paro y no pasa nada”. El columnista especializado en política internacional, en consonancia, afirmó la necesidad imperiosa “de revisar los métodos de protesta”. A todo esto, el intelectual marxista -ex trotskista y compañero de aventuras de Nahuel Moreno- quien estaba siendo entrevistado en el marco de la elección del nuevo Rector de la UBA, apoyaba todo lo que se venía diciendo respecto de los paros de los profesores de esa casa de estudios. Periodistas e intelectuales, pero también docentes universitarios, preocupados por la manera en que los trabajadores reclaman por sus derechos. Una pequeña lección de cómo es posible racionalizar la ausencia –de las asambleas, de los paros, de las discusiones con el gobierno de turno- preocupándonos por el método. Una manera elegante de disimular la claudicación.

jueves, 4 de enero de 2007

Noticia de hoy

Noticia de hoy


La crisis de la Biblioteca Nacional, planteada en los términos de la carta del renunciante, de la solidaridad de intelectuales y de las declaraciones del “dolido”, da para un título en broma: la guerra de los Horacios. Por González y Tarcus, claro. Pero también por Salas, el primero de la genealogía en abandonar el sillón. De ser supersticiosos hablaríamos de la maldición de Paul Groussac. Pero no.
Podríamos quedarnos mudos (hasta para no abusar con las entradas a HG). De última, la guerra se da entre intelectuales K: uno que arribó al cargo “porque se lo pidió el presidente” y el otro, desde un lugar, pacientemente construido, como pertinaz ex izquierdista que dirige el más importante centro de documentación de la izquierda en nuestro país (sic). Problema de ellos, como se dice en el barrio. Pero, convengamos, lo que está en discusión no es precisamente la biblioteca del barrio.
González fraguó una biblioteca imaginaria para reunir a sus amigos a charlar en un “entre nos” de capilla, publicó una revista para desplegar su interminable especulación monológica y hasta lanzó una serie de libros a partir de su raro canon.
Tarcus, por su parte, presentó una renuncia en clave de management empresarial: al pugnar por la modernización, la informatización y, sobre todo, al reclamar “saneamiento administrativo”, esto es, el despido del “75% del personal” que “no tiene capacidad profesional para trabajar en la biblioteca”.
Como si faltara poca confusión, miembros fundadores y actuales del Club de Cultura Socialista (Beatriz Sarlo, Adrián Gorelik, María Teresa Gramuglio, Carlos Altamirano), los Modernos de Historia (Luis Alberto Romero, Hilda Sábato) y hasta el mediático Felipe Pigna, se solidarizaron con Tarcus y señalaron que comparten su “certero diagnóstico sobre el sombrío estado de la Biblioteca Nacional” (¿también el llamado a despedir trabajadores?).
La crisis de la Biblioteca no escapa a la que se lleva puestos al sistema educativo y a las actividades culturales en su conjunto. Sin presupuesto (el 50% de los 20 millones que recibe, se destina a salarios). Sin lectores (350 por día). Con pasantes precarizados. Sin embargo, ninguno de los Horacios menciona tal cuestión en los partes de guerra que se cruzan en estos calurosos días.

Noticia de ayer

Noticia de ayer


La Nación
Viernes 21 de Julio de 2006

Impulsa el Gobierno otra ley de radiodifusión
Busca evitar la concentración de medios en una empresa

Se sabe: no hubo tal ley. Pero sí una política que, antes, había prorrogado las licencias hasta el 2008 y 2025 a los grandes grupos mediáticos para garantizarles “previsibilidad económica” (decreto 527/05). Y que, más tarde, promovería mayores procesos de internacionalización y concentración: la absorción de Cablevisión por el Grupo Clarín y el fondo de inversión Fintech Advisory o la presión de los monopolios telefónicos por entrar a disputar nuevos mercados.
En el olvido quedó la “iniciativa ciudadana” –declaración respaldada por organizaciones sociales, sindicatos, intelectuales- que solicitaba "diversidad", "pluralismo" y otros tantos valores igualmente nobles. Incluso en el olvido de los propios firmantes que no volvieron desde entonces a publicar solicitada alguna o a convocar a movilización frente al Congreso o a la Plaza de Mayo para reclamar por el elemental derecho a una comunicación pública y contra los monopolios informativos y de entretenimiento.
No es la ley de la dictadura. Si bien la ley de radiodifusión fue promulgada en 1980 y lleva la firma de los genocidas (Videla, Harguindeguy, Martínez de Hoz), los sucesivos gobiernos democráticos -de Raúl Alfonsín hasta Néstor Kirchner- no sólo la ratificaron sino que, además, profundizaron su orientación privatista y monopólica.
Es, desde hace 23 años, una ley de la democracia.

miércoles, 3 de enero de 2007

Aparato represivo

Aparato represivo


-¿Es creíble que Gerez haya aparecido gracias al discurso de Kirchner por cadena nacional?
-No, de ninguna manera. Estos tipos no se asustan con discursos. Otra cosa hubiera sido si el Presidente anunciaba medidas concretas. El discurso fue perfecto, hizo un diagnóstico correcto de la realidad, el problema es que a ese diagnóstico no le sigue un tratamiento; los buenos médicos hacen un buen diagnóstico y luego toman medidas para que el enfermo se cure. Yo estaba esperando la segunda parte del discurso, que en algún momento dijera "por todo esto, he decidido tomar las siguientes medidas, dos puntos...". Por ejemplo, anular los indultos, impulsar juicio político a los jueces de la Dictadura, la exoneración de los integrantes de las fuerzas de seguridad que tuvieron que ver con la represión, mandar a cárceles comunes a los que están detenidos en instituciones militares, impulsar sumario administrativo a los fiscales de la dictadura... Si hubiera anunciado una serie de medidas y convocado a Plaza de Mayo a defender esas medidas íbamos todos, ahí sí se podría pensar que estos muchachos se asustaron. Si bien la reacción del gobierno fue muy distinta a la que tuvo con Julio (López) -lo que además demuestra todo lo que no se hizo por Julio, con Aníbal Fernández diciendo que podía estar tomando el té en lo de una tía-, no se ha tomado ninguna medida concreta. El problema siguen siendo los hechos, no el discurso.
Adriana Calvo, Asociación Ex Detenidos Desaparecidos (ver entrevista completa).

Ascenso social

Ascenso social


“Esta es una sociedad enferma: acá nadie perdona al que le va mal, y al que le va bien tampoco. El problema fue que yo primero fui gaucho, después comunista y luego un capitalista con suerte.” César Isella dixit.

lunes, 1 de enero de 2007

Claro clavo

Claro clavo


El verano fabricado por la industria del ocio tiene un ritmo pegadizo, pegajoso, iterativo, rutinario, monótono. “El ocio represivo”. Por eso la Compañía de Teléfonos del Interior (CTI) –una de las empresas multinacionales que domina el mercado de la telefonía celular- promete emanciparnos, hacernos libres, evitar que sigamos clavando la sombrilla por toda la eternidad (el gesto del conquistador pero limitado al metro de arena que hay que devolver al fin de las vacaciones).
Claro que la salida propuesta ni siquiera es un atajo. Es un camino que nos regresa al mismo punto de partida: enchufarse los auriculares para elegir libremente un tema musical –encima, un lugar común del verano paradisíaco, el reggae- nos encadena a otro ritmo: el de la producción y el consumo.
De allí que nadie repare en el muchacho y su desconcierto al despertar al mundo. Y, sí, en cambio, se haya asimilado la parodia del hit como un hit verdadero que se canta y baila en las discos o se reproduce en decenas de videos de chicos y chicas haciendo playback. De allí también que las ventas de celulares se hayan incrementado en un 30% en relación con el año pasado y ya convivan con nosotros tres millones de aparatos que ofrecen ¿adicionalmente? reproductores de música y cámaras de video.
Lo que el poder impone ante todo es un ritmo (en todas las cosas: de vida, de tiempo, de pensamiento, de discurso).”, escribió Roland Barthes. Y ese ritmo –de casa al trabajo, de la playa al hotel, de la cama al living- “se te pega y nunca despega”.