lunes, 8 de noviembre de 2010

¿Qué pasó con la nobleza, Pablo? ¿Se la dejaste a Ernestina?

¿Qué pasó con la nobleza, Pablo? ¿Se la dejaste a Ernestina?

Ningún sector está dándole un uso político tan grande a la muerte de Kirchner como el propio kirchnerismo. La verdad, o la realidad, que son lo mismo según las sabias palabras del General, ya no importan. Los escribas que hoy trabajan para el poder estatal han abandonado el principio que algunos de ellos sostuvieron hasta hace poco de acercarnos a la verdad -o a la realidad,que son lo mismo. Hoy el poder político, ante la asuencia de su jefe, necesita de un mito. Y allí están ellos, los profesionales de la palabra para brindar sus servicios. El Flaco, dice Pablo Llonto. Néstor, dicen otros. Una manera de generar cercanía. Pero no de ellos con Kirchner. Sino de Kirchner con ellos. Era uno de nosotros. Néstor, el Flaco. El primer paso de la operación mítica deja a Kirchner sin apellido.

Pero también sin historia. Te recuerdo, Pablo, que el Flaco era el mismo que en 2004 mandó a 600 guardias de infantería a desalojar con gases, palos y camiones hidrantes la planta donde se imprimía Clarín, ocupada por los trabajadores gráficos en protesta por el despido de toda la comisión interna y de otros trabajadores del “monopolio”. La misma arbitrariedad que vos sufriste allá por 1999, cuando eras delegado gremial. ¿Qué pasó Pablo, te olvidaste de ese “detalle” del gobierno del Flaco, te olvidaste de tus ex compañeros? Kirchner nunca garantizó que los principios constitucionales de asociación gremial pudieran cumplirse en Clarín. Ni siquiera luego de haber roto el pacto con “el monopolio”; el mismo “monopolio” al que le extendió sus licencias de radio y televisión por diez años más, allá por 2005. Cómo puteaste en ese momento, Pablo. Pero no sacaste las conclusiones del caso.

Te veo seguido, Pablo, en 6,7,8 y Duro de Domar. Si se va seguido a los programas donde circulan funcionarios de reconocida e intachable trayectoria ética y popular, como Aníbal Fernández o Julio de Vido, es obvio que ya no te vea en piquetes, huelgas y protestas de los trabajadores. El Flaco se horrorizó por el crimen de Mariano Ferreyra, decís. Creo que fue así, que se horrorizó. Tanto que estos programas a los que habitualmente concurrís fueron los únicos de la televisión argentina donde no fueron invitados ni obreros ni compañeros de militancia de Mariano. Invitaron a funcionarios. El objetivo: colaborar en la operación de inteligencia –perdón por la exageración- que tenía por objetivo aprovechar la muerte de nuestro compañero para dirimir la interna del PJ contra Duhalde y despegars al Flaco de sus vínculos con Pedraza, separando a Moyano de la Unión Ferroviaria. La famosa democratización de la comunicación. La misma que dijiste, hace unos años en la Facultad de Ciencias Sociales, no iba a ser llevada adelante por el Flaco. Ahora resulta que arremetió contra Clarín y Papel Prensa. ¿Los compañeros de Mariano tendremos nuestra cuota de papel y nuestra licencia de radio o tv? ¿O serán para los viejos nuevos Gvirzt y Spolsky? ¿Y las telefónicas, Pablo? ¿Acaso el gobierno del Flaco no acaba de profundizar el monopolio de Telefónica/Telecom aprobando la nueva composición accionaria y desestimando la denuncia por práctica monopólica?

Ay Pablo, de un día para el otro Pedraza se convirtió en impostor y Moyano en un ejemplo de dirigente gremial ¿Es necesario recordarte lo que hacía Moyano en los setenta en Mar del Plata y alrededores? ¿O el papel jugado en estos años, por ejemplo, en ponerle tope a las paritarias? El Flaco devolvió las paritarias, dicen. Mentira, la arrancaron los trabajadores. Por eso el Flaco recurrió a los servicios de Moyano y Yasky para ponerle techo. De un día para el otro, también, apareció el Pedraza dueño de las tercerizadas que emplean trabajadores en el ferrocarril por la mitad del sueldo que deberían cobrar. ¿No se te ocurrió preguntarle a Tomada, abogado de la Unión Ferroviaria por más de 20 años y hoy ministro de Trabajo del Flaco? ¿Por qué no se hizo nada antes? ¿Por qué hubo 93 instancias de mediación entre la empresa y los tercerizados en el Ministerio de Trabajo y no se solucionó el problema? El gobierno del Flaco podía haber evitado que mataran a mi compañero de 23 años. Pero para eso había que tocar los negocios de Pedraza.

Decís con toda razón que la burocracia sindical mató a nuestro compañero pero nada decís que esa burocracia apoyaba al Flaco, y que el Flaco se recostaba en ella. A propósito, ¿quién inauguró la Casa del Trabajador Ferroviario en 2009 e hizo una reivindicación pública de Pedraza? ¡¡¡En 2009, Pablo!!! La presidenta y esposa del Flaco. La misma que celebró el regreso de la Juventud Sindical ¿Hace falta que te recuerde qué papel jugó esa juventud en los setenta? Continuemos, mejor. Omitís mencionar el papel jugado por la policía de Scioli, reprimiendo a los tercerizados del Roca y no a la patota de Pedraza. Pero mencionar eso te llevaría a denunciar que la Policía Federal liberó la zona en Capital para que los esbirros de Pedraza acribillaran a nuestros compañeros. La policía del gobierno del Flaco, Pablo. No es la primera vez que pasa. Por mencionar un solo caso: preguntale a los trabajadores del Casino detenidos por la Gendarmería y la Policía Federal y sometidos a diversos vejámenes en las comisarías. No lo digo yo, militante del Partido Obrero. Lo denunció, entre otros, una de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Pero ahora escribís para el poder que defiende a Cristóbal López, dueño del Casino, cuando antes combatías ese mismo poder.

¿Contradicciones de un gobierno? Puede ser. De ser así, ¿por qué ocultarlas? ¿Por qué no ponerlas sobre la mesa y que cada uno haga su balance? ¿A qué le temés, Pablo? ¿A qué cada uno encuentre una lógica entre el llamado del Flaco, allá por 2003, a construir “brigadas antipiqueteras”, y cada una de las zonas liberadas por las policías, Gendarmería y Prefectura para que las patotas sindicales actúen con total impunidad? Le hicieron caso al Flaco, no hay dudas.

El mito debe ser tan grande que es necesario ocultar las propias palabras del sujeto a mitificar. No era por el “fifty fifty” que el Flaco intentó aplicar la 125; él mismo, que era mucho más sincero que vos, dijo claramente que debía pagar deuda. ¿Te acordás, Pablo, cuando marchabas por el no pago de la deuda externa? ¿Qué pasó? ¿De golpe la deuda fraudulenta se convirtió en objeto de honra? ¿O ahora tenés que “honrar” otra cosa, Pablo? Un dirigente rural reivindicó la política agropecuaria del Flaco delante de su mismo cajón y de cara a la presidenta. Dijo que se terminaron los remates y que nunca la rentabilidad había sido tan alta para el agro. Se olvidó de agradecerle al Flaco por mantener o no hacer nada contra las altísimas tasas de empleo en negro y trabajo infantil en el campo, dos características indispensables para aumentar la rentabilidad.

Destacás el matrimonio igualitario pero no decís nada de la negativa del gobierno del Flaco a legalizar el aborto, ni de las subvenciones del Estado a la Iglesia. ¿Que me quedo con lo malo y no reconozco lo bueno? Es una manera de verlo. La otra puede ser que me importan más las miles de mujeres que se mueren por año por abortos clandestinos y el deterioro de la educación pública a cambio de subvencionar a la privada. Ahí sí hay un interés estructural que afectar. ¿Por qué no hacer las tres cosas? ¿No están dadas las condiciones? ¿Entonces el Flaco sólo hacía lo que se podía hacer? ¿Si hacía lo que se podía hacer, cómo es entonces que enfrentó a los poderes establecidos? Se enfrenta al poder para hacer lo que no te dejan, Pablo. Principio básico de los que luchan contra las injusticias.

No hacía falta tanto, Pablo. Te pregunto: ¿era necesario mencionar a los mineros de Río Turbio? Sí, era necesario. Porque si hubieses mencionado, por ejemplo, a los docentes santacruceños en lugar de a los mineros iba a ser muy difícil que no saliera a la luz la orden librada a la Gendarmería, la Policía provincial y a la Prefectura de militarizar las escuelas de la patria pingüina para impedirles el paso a los docentes y directivos que estaban en huelga. Ni hablar de las represiones a los petroleros y desocupados de la provincia del Flaco; donde no se hacía nada sin su venia. Mencionás los noventa, ¿qué hizo el Flaco en los noventa? No te pregunto por lo que hizo durante la dictadura mientras se chupaban, torturaban y hacían desaparecer a sus compañeros de la “juventud maravillosa” porque me da vergüenza ajena. El del Flaco debe ser el único caso en que puede resumirse su actividad durante esa época a una circular: la 1050.

Por último, tenés todo el derecho a construir el mito del Flaco como el último gran estadista. Eso sí, no escatimás recursos para eso. Te decís leninista y trotskista para mofarte de quienes abrazan esas ideas. Casualmente las que abrazaba Mariano Ferreyra. Nosotros somos más respetuosos. No nos mofamos de los kirchneristas ante la pérdida de su líder político. Discutimos con ellos. No los puteamos, como vos decís que puteabas al Flaco. Debatimos, fuertemente, con nuestras convicciones, que no cuelgan de ningún poster –qué bajo caíste con este comentario despectivo, Pablo-. Esas mismas convicciones que parece que has perdido junto con el respeto por los muertos asesinados por los aliados del Flaco ¿Cambiaste de opinión? Puede ser ¡Pero qué casualidad! Cambiaste por las ideas que hoy son parte del poder. Tan perdido estás que luego de definirte leninista y trotskista terminás diciendo que sos anarquista. Un anarquista más papista que el Papa, vaya contradicción. Entre paréntesis: ¿Qué querés demostrar, Pablo? ¿Qué podés ser otro Vertbisky? Un detalle, los anarquistas no hubiesen votado nunca al Flaco. No por el Flaco, sino porque los anarquistas no votaban, deliberadamente. Si estás confundido, no confundas.

Mis saludos a quienes han sentido que perdieron a un líder político. Seguiremos discutiendo. Para vos, Pablo, un consejo y una pregunta. En vez de pedirle perdón al Flaco, deberías pedirle perdón a la gente que leyó tu columna por haber menospreciado su capacidad intelectual. Y la pregunta, jugando con el título de ese valiente libro que escribiste: ¿Qué pasó con la nobleza, Pablo? ¿Se la dejaste a Ernestina?
Maximiliano Duquelsky

sábado, 20 de febrero de 2010

Banalidades

Banalidades

Según Sandra Russo, la irrupción mediática de Ricardo Fort expresa, como pocos fenómenos, una especie de neomenemismo debido a su ostentación descarada y la promoción del individualismo. Esa pulsión que la sociedad palpita, afirma, se expresó en las elecciones del 28 de junio pasado: "lo colectivo perdió frente a lo individual" -¿Kirchner y Scioli encarnaban lo colectivo y solidario? Pero también en la reciente contienda electoral chilena que dio como resultado la vuelta del pinochetismo a la presidencia del país trasandino. El neoliberalismo agonizó pero no murió, dice. Y estos fenómenos lo demostrarían.

Sin embargo no dice ni se pregunta quién le dio oxígeno al neoliberalismo para que pueda salir de esa supuesta terapia intensiva, o quién creó y abonó el terreno donde el menemismo pudiera resurgir. Preguntarse por la razón que motivó que el kirchnerismo perdiera en la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, o porqué los chilenos confiaron más en un pinochetista que en la Concertación supuestamente progresista es acercarse al nudo del problema.

Pero para qué tomar esos riegos, verdad Sandra. No vaya ser cosa que descubramos que entre la ostentación de Fort y la fortuna de los Kirchner la diferencia es sólo de forma. O que ,como dijo el embajador en Chile, el kirchnerista Ginés Gonzáles García, que entre Piñera y Bachelet tampoco hay grandes diferencias.

Algunos extrañaran, como afirma la periodista, la banalidad del mal. Lo que extrañamos otros son reflexiones más profundas ante la banalidad del análisis.

viernes, 29 de enero de 2010

Espera ansiosa

Espera ansiosa

Luego de la devaluación operada por el gobierno de Hugo Chávez, un deterioro al poder adquisitivo del salario que percibe el conjunto de los trabajadores y trabajadoras venezolanos, esperamos con ansiedad la justificación retórica del grupo Carta Abierta. Tienen un antecedente en el cual pueden inspirarse: cuando defendieron el pago al FMI en nombre de la… soberanía nacional (sic). Vamos, que con esfuerzo y dedicación se pueden seguir haciendo las más insólitas acrobacias discursivas.

jueves, 28 de enero de 2010

Reflexiones sobre la lucha armada

“… El “proceso” que según dijo, venía a “reorganizar” la Argentina y asaltó poder en 1976, no actuó en vano. Por todo un periodo, dejó “procesada a la sociedad argentina que, bajo el peso de un terror perdurable, se formuló una ecuación cuyos términos se ordenaban más o menos así: el conflicto conduce a la lucha y la lucha, fatalmente, a la muerte. Así, para evitar la muerte eludamos la lucha mediante la omisión del conflicto.

Combates enormes de los trabajadores argentinos debieron, durante casi dos décadas, sortear ese muro –pocas veces lo lograron- o chocar contra él. Ese muro había hecho posible la teoría de los demonios infestara como infestó el cuerpo social de nuestro país. Ese fue el muro que saltó en pedazos en diciembre de 2001, cuando la sublevación popular en ese verano implacable produjo la mayor acción guerrillera urbana de masas en 80 años, para derribar el gobierno de De la Rúa y Cavallo. Ese 20 de diciembre señaló, dialécticamente, contradictoriamente, la continuidad y la superación – la negación de la negación- de las viejas guerrillas.

(…)

El general, el ataque ideológico contra las guerrillas de los años 60 y 70, antes que crítica política, ha sido una permanente convocatoria a no luchar. La enorme irrupción de diciembre de 2001 quebró ese cuadro de situación. Ahora es posible hablar de historia y ser escuchado. Mientras este trabajo se terminaba, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, pedía a las FARC que se desarmaran y decía que la guerrilla “ya fue”. Es decir, “ya fue” la revolución, porque quien rechaza a priori determinado método rechaza el objetivo. El fin no justifica los medios; por el contrario, es el fin el que debe justificarse. Pero el que quiere el fin quiere los medios. En la Argentina, sistemáticamente, se agrede al medio para oponerse al fin.”

Fragmento extraido del epílogo del libro de Alejandro Guerrero, El peronismo armado, Norma, Buenos Aires, 2009.

martes, 12 de enero de 2010

Escritores

Escritores

Marcelo Birmajer es un reconocido escritor argentino. Basta mencionar para corroborarlo que el canal Encuentro le ha confiado la conducción del ciclo Cine y literatura. Luego de leer sus observaciones acerca del robo de libros, donde afirma, sin ningún escrúpulo, que "no existe una persona que no pueda comprarse un libro. Toda persona que desee un libro lo puede comprar" , nuestra certeza que la literatura y el cine, entre otras expresiones artísticas, contribuyen a expandir nuestros esquemas perceptivos para así intentar aprehender la realidad en toda su complejidad, ha sido erosionada.

domingo, 10 de enero de 2010

Populares y gorilas

Populares y gorilas

Olé, olé, olé, olá, gorila puto, vas acatar, las directivas del gobierno popular
, gritaban enfervorizados la decena de militantes apostados en la puerta del Banco Central. El blanco: el ¿presidente? de la entidad, Martín Redrado, quien se había negado a cumplir una orden del Poder ejecutivo, desencadenando una crisis política que todavía no ha concluído.

Pero, ¿en qué consistían las directivas del "gobierno popular"? ¿La nacionalización de la banca? No ¿El control del comercio exterior? No ¿Un impuesto a la renta financiera que compense, por ejemplo, una reducción en el IVA? No. El "gobierno popular" le había ordenado a la autoridad monetaria que le gire varios miles de millones de dólares -más de seis mil- de las reservas para... asegurar el pago de la deuda externa.

Una directiva bien "popular" pero para quienes han hecho su semestre especulando con los bonos de la deuda argentina; y que el gorila se negaba a obedecer para que las reservas puedan continuar financiando la fuga de capitales -más de 11 mil millones de dólares , sólo en el primer semestre de 2009.

Nunca ha quedado tan en evidencia las características que asume el conflicto entre el gobierno y la oposición de derecha: quién le garantiza al capital financiero sus grandes negocios.