miércoles, 23 de mayo de 2007

Reformas tramposas

Reformas tramposas

No hizo falta mucho tiempo para que la Ley de Financiamiento educativo mostrara su verdadera cara. La dirigencia sindical que apoyó la norma hoy plantea la necesidad de reformar una ley que tiene menos de dos años demostrando su incapacidad y limitación política.

Ya lo habíamos anunciado. La Ley de Financiamiento Educativo era una trampa estructural e ideológica. Estructural, porque postergaba hasta el 2010 el incremento del presupuesto educativo cuando los recursos hoy ya están disponibles (superávit fiscal) y subordinaba este aumento presupuestario al acuerdo o no entre las castas de los gobiernos nacionales y provinciales por intermedio de la coparticipación federal. Ideológica, porque la sanción de esta ley le permite hoy al gobierno y a su candidato en la ciudad de Buenos Aires explotarla en su propio beneficio con el objetivo de ganar adeptos para las elecciones del 3 de junio y para las nacionales de octubre. Ideológica también porque operó como un freno y un quiebre para las luchas de los docentes que depositaron sus esperanzas en un nuevo marco legal que por fin diera respuestas a sus justos reclamos.

Cuando esta ley fue promulgada, los dirigentes sindicales que militaron su sanción, los mismos que hoy son repudiados por las asambleas docentes e insultados en todas las movilizaciones, decían: “Es un hecho histórico: volver a tener al Estado nacional como cogarante del financiamiento de la escuela pública" (Yasky, CTERA); "Con esta ley la provincia de Buenos Aires tiene la posibilidad de avanzar" (Baradel, SUTEBA). Un comunicado de la CTERA, señalaba: “Expresamos nuestra satisfacción ante este trascendental hecho que permitirá comenzar a superar el proceso de pauperización al que fue sometida la escuela pública a partir del gobierno menemista y que se materializó en una nefasta Ley Federal de Educación que provocó la mayor fragmentación y desigualdad que haya vivido la educación pública argentina”.

A pesar de las numerosas críticas que recibió la nueva normativa, la burocracia sindical, aliada y cómplice del gobierno, hizo oídos sordos. Hoy, a sólo 15 meses de su promulgación, mientras se suceden conflictos en varias provincias, con la mayoría de los docentes descontentos y la dirección de CTERA cuestionada por su política de abandono y aislamiento de las luchas provinciales, Hugo Yasky planteó en la edición del diario La Nación que sino se debate el tema de la coparticipación se necesitará la "reformulación de la ley de financiamiento educativo". Además, afirmó que se debería empezar a discutir el año que viene, "para tener definido el tema en 2009 y aprobar a fines de ese año una nueva ley de financiamiento". Sí, una nueva ley a sólo meses de haberse sancionado aquella que ellos reclamaban ¿Acaso no decían ellos que estábamos frente a un “hecho histórico”, un “hecho trascendental” que permitiría dejar atrás “el proceso de pauperización al que fue sometida la escuela pública”?

Ante la evidente incapacidad de previsión de los dirigentes sindicales, la periodista le señaló al actual Secretario General de la CTA si ellos no habían estimado que la ley de financiamiento no bastaría para cumplir con las metas: “Lo veíamos -respondió Yasky-, pero creemos que primero debe estar la definición política de qué educación queremos y, en función de eso, garantizar los recursos, y no al revés, como siempre se hizo”. Que se haya hecho al revés, ¿significa que siempre se garantizaron los recursos? ¿El problema entonces era la ausencia de una definición sobre “qué educación queremos”? La educación que queremos no la vamos a obtener de un gobierno corrupto y represor que acumula reservas en el Banco Central a costa del hambre de los trabajadores ni de los dirigentes sindicales especializados en la conciliación permanente cuya moneda de cambio son las reivindicaciones de quienes están frente al aula todos los días.

domingo, 20 de mayo de 2007

Recepción crítica: la primera pedrada

Recepción crítica: la primera pedrada
En las pedradas que, como granizo, destruían las vidrieras, las boleterías, rebotaban o impactaban en los escudos de la infantería desplegada en la Plaza de Constitución, asoma -si se la quiere ver- una teoría de la recepción, incipiente, que afirma las torpezas reiteradas de los años ochenta -aquello de que el receptor no es manipulable- pero por razones bien distintas.
La mediatización, en vivo y en cadena, del episodio de Constitución (la batalla campal, los incidentes generalizados...) echó luz sobre la disputa del sentido entre los medios y los protagonistas.
Movileros modelizados según el discurso televisado creían ver, primero, "manifestantes" y, poco después, "activistas", donde había "pasajeros" o, mejor, "trabajadores que regresaban a sus casas". Interrogaban, como es esperable, desde el lugar bíblico común: "¿quién arrojó la primera piedra?" Buscaban -con el apremio del animador desde el estudio- el responsable de tamaño desmadre.
Los protagonistas -que no habían llegado a sus hogares y, por tanto, ni siquiera habían podido encender la pantalla de tevé, como todas las noches- se habían cansado de arrojar piedras y de putear a vagones muertos en los andenes. Tanto que la respuesta reiterada resultó obvia: "la primera piedra la arrojó Metropolitano".
La eficacia del coro consistió no sólo en desnudar el origen sino en demoler la matriz desde donde los medios pretendían leer el conflicto. Algo así como "esto que sucede es inexplicable, un trabajador no se convierte en un activista en 15 minutos, en consecuencia, hay activistas, alguien empezó, agita, interviene como oportunista para movilizar la bronca masiva".
Pero no: les explican a los movileros -que ni siquieran pueden procesar con sus propios conceptos el espectáculo al que asisten, entre otras razones porque no tienen tiempo, los envían de acá para allá, son movileros perpetuamente móviles persiguiendo noticias que no entienden-, decíamos, les explican a los movileros que en el origen de toda pedrada (rebelión, estallido, violencia social) está metropolitano, la empresa, el gobierno, el poder.
Hubo que esperar muy entrada la noche para escuchar y ver a uno de a pie que, frente a otro movilero aturdido, denunciaba que los periodistas nada entendían, que había escuchado a Ari Paluch quien hablaba de "turba", que nadie había nombrado a Sergio Tasselli, el vaciador de Río Turbio, el responsable de los 14 mineros muertos en 2004, el vaciador de Parmalat, uno de los accionistas de Ferrocarriles Metropolitanos, empresa que recibe 6 millones de pesos por mes como subsidio para acarrear trabajadores como ganado. La cámara ni siquiera tuvo tiempo de interrumpirse y dejó filtrar la intervención del tipo como dejó ver las piedras que llovían.
En conclusión -para no hacer larga esta entrada-, es cierto que las audiencias pueden hacer una lectura crítica. Sólo hace falta que, antes o durante o poco más tarde, levanten una piedra, la soben un poco al calor de la mano, calculen con esa experiencia que uno fue asimilando desde pibe y la claven con la misma fuerza con que los medios intentan clavar su representación de nuestro mundo y de nuestros problemas en nuestra conciencia.

viernes, 11 de mayo de 2007

Ética, lenguaje y realidad

Ética, lenguaje y realidad

Una columna y un comentario demuestran que el uso del lenguaje conlleva una responsabilidad ética. Que algunos cumplen y otros no tanto.

Comprender la significación de un fenómeno es una tarea en la que el lenguaje está directamente involucrado. Tratando de extraerle el sentido y comunicarlo, o intentando darle un orden –siempre contingente y nunca absoluto- al caos que constituye lo “real” previo a la mediación del lenguaje. Pero el mundo no se deja contener por la palabra. La sobrepasa. Siempre hay sentidos que intuimos están ahí y no podemos definir, menos comunicar. Siempre hay sentidos que no se dejan aprisionar en la jaula de los conceptos. Lacan hablaba de un núcleo duro de lo real imposible de simbolizar. Por eso el lenguaje, su uso, que intenta darle un orden, un significado al mundo, está atravesado por una responsabilidad ética, un compromiso con el otro a quien me dirijo. Un compromiso por tratar de ser fiel a lo que sucede por más que no pueda nunca definirlo en su complejidad y totalidad.

Cumplimos con este compromiso cuando respetamos, hasta donde la (in)capacidad de nuestras palabras nos dejan, lo que lo real nos muestra; cuando nuestro intento de frenarlo en su devenir con ideas y pensamientos, se somete ante evidencias que las palabras sin querer ocultaban. A Angela Pradelli parece haberle ocurrido algo de esto. La escritora, docente y ganadora del Premio Clarín de Novela intentaba dar cuenta de una supuesta cultura autoritaria que atravesaría las prácticas y discursos tanto de la izquierda como de la derecha. Para ejemplificar su razonamiento, la autora menciona a algunas de las víctimas de esta costumbre, común a todos, de callar al otro eliminándolo: Carlos Fuentealba, Maximiliano Kosteki y Darío Santillan, Teresa Rodríguez. Sabemos que la lista sería interminable. También sabemos que sus integrantes serían siempre los miembros de un mismo sector social: el de los luchadores que son víctimas constantes de un estado represivo. Leyendo la nota completa uno se imagina a la historia empujando para colarse en un discurso que hasta allí parecía no permitirle la entrada. La autora escuchó los golpes que lo “real” daba a la puerta de su alegato y sus palabras le abrieron la puerta.

Pero no siempre es así. Las palabras de Walter Curia, periodista del diario Clarín, hacen oídos sordos y la vista gorda. Su uso del lenguaje confunde. Pero, ¿por qué darle el beneficio de la duda? El periodista miente. Cuando recurre a la novela de Conrad, El Duelo, para ilustrar las características del conflicto en Santa Cruz, lo único que consigue es deformarlo. El periodista afirma que, como en la novela, el objetivo de los docentes por un lado, y Kirchner por el otro, es eliminarse mutuamente. Lo que prima en el conflicto es la insensatez. No la injusticia y la postergación de las reivindicaciones de los educadores. “La pulseada lleva más de quince años y ha atravesado por todas las épocas y escenarios. Apenas si puede verse en cada lado el menor rasgo de sensatez”. Sorprende la afirmación cuando el mismo diario muestra, en la misma página, a un empleado municipal perforado por varios balazos de goma. Sorprende porque quien militarizó la provincia y ocupó las escuelas con la gendarmería es el presidente, el mismo que viene reprimiendo la mayoría de las protestas que allí se desarrollan. Está bien claro quien quiere eliminar al otro. Por supuesto que los adalides de la posmodernidad dirán que todo depende del cristal con que se lo mire. Bien, parece que el cristal del periodista está bastante empañado. O polarizado, y se lo puso al revés.

martes, 8 de mayo de 2007

Estás en casa

Estás en casa

Pero nosotros seguimos encerrados, haciendo zapping para ver cada vez más (saber cada vez menos o nada) de ese universo clausurado y autorreferencial que es la tele. Estás en casa, ordena la pantalla. Para seguir allí por el resto de nuestro tiempo de ocio. ¿Qué significan cuatro meses frente a tamaña e idiota eternidad?
Se dirá que los libros –enfrascarse en ellos- generan un fenómeno similar. Y es cierto, aunque admitamos que de un libro puede salirse a otro y en la serie, aunque muy larga y hasta incierta, uno puede tropezar con aquel que lo conmueva, despierta y lo colme de convicciones para salir aunque sea a combatir gigantes-molinos en un mundo de papel.
Son los medios, estúpido, alerta nuestra conciencia somnolienta. ¿Acaso un blog –y al escribir renuevo el dispositivo y su estrategia- no consiste en una navegación de reenvío a reenvío, ilimitada?
Es la industria cultural, la superestandarizada y extendida televisión en primer orden. Media. Entretiene. Nos mantiene en una espera nada tensa (más bien, relajada). Distrae. Nos saca de la calle.
Lo ordena la pantalla. Y el Estado.

viernes, 4 de mayo de 2007

Trabajo ad honorem, también en los medios

Trabajo ad honorem, también en los medios

No sólo las universidades nacionales tienen trabajadores realizando tareas profesionales de manera gratuita Bajo el ropaje de la participación “TN y la gente” utiliza para sus noticieros material filmado por los espectadores sin pagar retribución alguna.

Esta semana el diario Clarín publicó un importante informe sobre el trabajo gratuito que desempeñan más de 20.000 docentes en la Universidad de Buenos Aires. Pero esta (mala) costumbre no es propiedad exclusiva de la institución académica.

Meses atrás, desde este espacio virtual habíamos llamado la atención sobre la concepción limitada de la participación que promovía el portal “TN y la gente”. En ese momento, nuestra crítica iba dirigida a la posible censura que se ejercería sobre los materiales que llegarían al portal y fueran contrarios a los intereses del grupo multimediático. Dudábamos también de las características que asumirían esos testimonios teniendo en cuenta los usos sociales que la población le da a las nuevas tecnologías de la comunicación y la información.

De lo que no nos habíamos percatado, sin embargo, fue de la utilidad que le daría el portal –el Grupo Clarín- a los testimonios audiovisuales que las personas fueran enviando. Tanto en el propio canal de noticias, en las distintas ediciones del noticiero de Canal 13 o en el portal del diario Clarín se han difundido un sinfín de imágenes tomadas por cámaras domésticas. Desde las inundaciones provocadas por las abundantes lluvias hasta la manifestación de algún grupo político.

El mayor grupo multimediático argentino no tiene reparos en explotar la misma expansión tecnológica que promueve y el imaginario social que determina el modo dominante de utilizarla. Los espectadores se convierten en corresponsales que trabajan de manera gratuita por el prestigio que significaría que su nombre aparezca en los medios -pero también en panópticos humanos diseminados por la capilaridad social- ofreciéndole a las diferentes empresas del grupo contenidos comunicacionales sin costo alguno. Al poner en circulación por sus diversos canales -financiados todos con publicidad y/o abonos- ese producto casero, la empresa lo convierte en mercancía. De los dividendos que genera esa difusión por el mercado mediático, la empresa se queda con la totalidad de los mismos ya que las personas que lo producen no perciben nada por esa tarea. Como los ad honorem de la UBA.

El silencio es… complicidad

Los principales medios del Grupo Clarín no mencionaron la instalación de la Carpa Educativa de los docentes universitarios frente al Ministerio de Educación. En cambio, el principal matutino del grupo publicó una columna de opinión del gobernador Sobisch sobre la crisis educativa.

Ayer, en el marco de un paro por 48 hs., los docentes universitarios de la CONADU Histórica instalaron frente al Ministerio de Educación de la Nación una Carpa Educativa que durará hasta la noche de hoy. Allí, afrontando las dificultades climáticas, durante todo el día y hasta muy entrada la noche, se realizaron numerosas actividades. Tanto el interior de la carpa como gran parte de la superficie de la plaza estuvo ocupada por diversas clases públicas, de varias carreras de la Universidad de Buenos Aires, a las que asistieron cientos de alumnos. Se proyectaron vídeos sobre la lucha de diferentes grupos sociales y políticos, destacándose el realizado por docentes neuquinos sobre la muerte del profesor Carlos Fuentealba. Hubo muestras artísticas de alumnos y docentes del Instituto Universitario Nacional de Artes (IUNA). Se instalaron varias mesas donde se podía firmar el petitorio para apoyar el proyecto de ley que establece el 82% móvil para la jubilación docente –como lo garantiza la Constitución Nacional-. Además, se recibieron numerosas muestras de apoyo por parte de diversos sectores sociales y políticos, como así también la solidaridad de los vecinos de la zona y de cientos de personas que pasaban por las cercanías de la carpa y se acercaban a interiorizarse de los reclamos docentes o a escucharlos hacer lo que mejor hacen, dar clases.

Ante una medida de estas características, la principal empresa multimediática de nuestro país, el Grupo Clarín, no emitió imagen alguna ni dijo una sola palabra sobre el hecho. Ni Canal 13, ni radio Mitre, ni Clarín.com en ninguno de sus programas, flashes informativos o actualizaciones virtuales dieron espacio a una de las informaciones más importantes del día. En cambio, en su edición de ayer, “el gran diario argentino” publicó una columna de opinión del Gobernador de Neuquén y principal responsable político del asesinato del profesor Carlos Fuentealba, Jorge Sobisch, donde explica las causas de la crisis educativa de las provincias.

Al contrario de lo que afirma el sentido común, la mayoría de las veces el silencio no es salud sino complicidad.