Noticia de ayer
La Nación
Impulsa el Gobierno otra ley de radiodifusión
Busca evitar la concentración de medios en una empresa
Se sabe: no hubo tal ley. Pero sí una política que, antes, había prorrogado las licencias hasta el 2008 y 2025 a los grandes grupos mediáticos para garantizarles “previsibilidad económica” (decreto 527/05). Y que, más tarde, promovería mayores procesos de internacionalización y concentración: la absorción de Cablevisión por el Grupo Clarín y el fondo de inversión Fintech Advisory o la presión de los monopolios telefónicos por entrar a disputar nuevos mercados.
En el olvido quedó la “iniciativa ciudadana” –declaración respaldada por organizaciones sociales, sindicatos, intelectuales- que solicitaba "diversidad", "pluralismo" y otros tantos valores igualmente nobles. Incluso en el olvido de los propios firmantes que no volvieron desde entonces a publicar solicitada alguna o a convocar a movilización frente al Congreso o a la Plaza de Mayo para reclamar por el elemental derecho a una comunicación pública y contra los monopolios informativos y de entretenimiento.
No es la ley de la dictadura. Si bien la ley de radiodifusión fue promulgada en 1980 y lleva la firma de los genocidas (Videla, Harguindeguy, Martínez de Hoz), los sucesivos gobiernos democráticos -de Raúl Alfonsín hasta Néstor Kirchner- no sólo la ratificaron sino que, además, profundizaron su orientación privatista y monopólica.
Es, desde hace 23 años, una ley de la democracia.
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