lunes, 1 de enero de 2007

Claro clavo

Claro clavo


El verano fabricado por la industria del ocio tiene un ritmo pegadizo, pegajoso, iterativo, rutinario, monótono. “El ocio represivo”. Por eso la Compañía de Teléfonos del Interior (CTI) –una de las empresas multinacionales que domina el mercado de la telefonía celular- promete emanciparnos, hacernos libres, evitar que sigamos clavando la sombrilla por toda la eternidad (el gesto del conquistador pero limitado al metro de arena que hay que devolver al fin de las vacaciones).
Claro que la salida propuesta ni siquiera es un atajo. Es un camino que nos regresa al mismo punto de partida: enchufarse los auriculares para elegir libremente un tema musical –encima, un lugar común del verano paradisíaco, el reggae- nos encadena a otro ritmo: el de la producción y el consumo.
De allí que nadie repare en el muchacho y su desconcierto al despertar al mundo. Y, sí, en cambio, se haya asimilado la parodia del hit como un hit verdadero que se canta y baila en las discos o se reproduce en decenas de videos de chicos y chicas haciendo playback. De allí también que las ventas de celulares se hayan incrementado en un 30% en relación con el año pasado y ya convivan con nosotros tres millones de aparatos que ofrecen ¿adicionalmente? reproductores de música y cámaras de video.
Lo que el poder impone ante todo es un ritmo (en todas las cosas: de vida, de tiempo, de pensamiento, de discurso).”, escribió Roland Barthes. Y ese ritmo –de casa al trabajo, de la playa al hotel, de la cama al living- “se te pega y nunca despega”.

No hay comentarios: