sábado, 23 de diciembre de 2006

Masificar el conflicto



Masificar el reclamo

Ante la inminencia de la Asamblea Universitaria que finalmente designó al nuevo Rector de la Universidad de Buenos Aires, el sábado 16/12 durante la emisión de su programa Marca de Radio, Eduardo Aliverti, periodista y docente de la UBA, se refirió al conflicto que afecta a esta institución y a las acciones llevadas adelante por los estudiantes encuadrados en la FUBA. Según sus afirmaciones, el reclamo de los estudiantes por la democratización de la universidad- por un verdadero cogobierno donde toda la comunidad universitaria estuviera verdaderamente representada- era totalmente legítimo. El error de los estudiantes residía, para él, en no haber podido masificar el reclamo. Es verdad que el reclamo no se masificó salvo en contadas ocasiones; seguramente, la desinformación y el poco interés de gran parte de la comunidad universitaria jugaron un papel fundamental para que así fuera.
Aunque el problema es mucho más complejo, aceptemos esta caracterización del periodista. Porque si el problema reside sólo allí, entonces era de esperar otra actitud de Aliverti: que aprovechara su audiencia masiva para explicar cómo afecta a los estudiantes, docentes y no docentes, y a la sociedad en general, que un grupo de personas quiera continuar manejando la universidad pública en beneficio propio y de espaldas a la resolución de los problemas sociales. Esperábamos, en definitiva, que aportara su pequeña contribución para que el reclamo –repetimos, legítimo según sus propias palabras- se masificara. En vez de eso, Aliverti utilizó el resto de los pocos minutos que le dedicó al tema a fustigar contra los estudiantes y su empecinamiento en no permitir que se realice la Asamblea Universitaria previo a la reforma de los estatutos. Ante la inmediata consumación de la intervención sin máscaras del gobierno nacional en la universidad -con palos, gases y balas de goma y la anuencia de todos los decanos- era necesario un pronunciamiento claro de los comunicadores y profesores. Pero Aliverti gambeteó ese compromiso con el único objetivo de cuestionar la táctica de los estudiantes. Interesante contrasentido para alguien que minutos antes (o después, ya no lo recordamos) no quiso dejar sentada su posición sobre los pases de conductores, periodistas y actores que están ocurriendo en los medios de comunicación aduciendo que “los grandes hombres discuten grandes problemas, los hombres mediocres asuntos mediocres y los pequeños hombres discuten sobre otros hombres”.
Un ejemplo más de las limitaciones del progresismo argentino y de sus mentores mediáticos que, cuando la realidad acecha, sólo atinan a cuestionar cómo se lleva adelante una lucha. Eso sí, de ideas y propuestas nada. Su energía la derrochan en promover el aislamiento del que acusan a los luchadores sumando más confusión a la montada por los operadores periodísticos y los periodistas ignorantes (suponiendo que ellos no sean ninguna de estas dos cosas). Y si no resulta suficiente, rematan su descomposición ideológica sacando de la amanga siempre el mismo as: la acusación de dogmáticos. Pobres, no saben siquiera diferenciar entre dogmas y principios. Precisamente, son esos mismos principios los que no nos permitirían lucrar con la crisis de la UBA promocionando un instituto privado en la misma puerta de una de las facultades donde (nosotros sí) damos clases.

Bernardo León

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