martes, 5 de diciembre de 2006

Fórmula perfecta

Fórmula perfecta

Comprender las normativas que regulan la educación argentina no es sencillo. Entre los tecnicismos legales y los eufemismos lingüísticos, la tarea se hace muy ardua. Por ejemplo, si queremos explicar lo que de verdad significa esta “nueva” ley educativa que se está pergeñando la tarea no es nada fácil. Por suerte, no son pocas las oportunidades en que el dato duro de la realidad se apiada de nosotros y nos allana el camino. La noticia publicada ayer por el diario La Nación va en este sentido. Allí se afirma que la cantidad de colegios privados en la Ciudad de Buenos Aires, y en la provincia, se incrementará en el año 2007 Todos sabemos que el crecimiento de la educación privada –una forma de lucrar con un derecho que debería ser garantizado por el Estado- obedece a la destrucción de la educación pública y gratuita. El crecimiento de escuelas privadas es inversamente proporcional a la debacle de la escuela pública, del salario docente y de las condiciones de trabajo. Porque un incremento en el número de establecimientos significa continuar con la política de desvío de fondos públicos para financiar negocios privados bajo el velo de la subvención (en la Ciudad de Buenos Aires el Estado subvenciona casi la mitad de las escuelas privadas). Subvención estatal más salarios miserables –los de los docentes en este caso-, junto con ingredientes indispensables como la complicidad del gobierno con sus leyes mercantilistas y la traición siempre a mano de la burocracia sindical. La fórmula perfecta de cualquier negocio.

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