domingo, 3 de diciembre de 2006

UPa

UPa

No se trata de reeditar tesis alguna sobre maniobras conspirativas o manipulaciones de conciencia. Pero el hecho (cierto) es que el tipo sintió un escalofrío (¿agudo se dice?) cuando, mientras caminaban por la avenida Córdoba, su hijo, de apenas seis años, le señaló el cartel y recitó, casi sin pensarlo, como un autómata, aquel anuncio de la tevé, un cartón separador que sólo demoraba unos segundos en la pantalla, que rezaba: "a este programa lo auspicia la Universidad de Palermo".
Ya se había acostumbrado (¿resignado?) a que reconociera otras tantas marcas apenas entrevistas en el pasaje que va de la televisión a la calle (o al revés). Pero aquello era demasiado. La gota final que le demostraba que su hijo había aprendido (le habían enseñado) a decir
UP, antes, mucho antes, de aprender a pronunciar, y a imaginar siquiera, el nombre y la existencia de una universidad pública y gratuita.

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